El rockero Venezolano: Un Pesimista creido.
Siempre he escuchado aquella idea de que la mente es una
instancia creadora, matriz de realidades. Hay gente que sostiene que con el
solo hecho de pensar Intensamente, estamos creando. De ser así los músicos venezolanos
que se aventuran a mostrar su arte o
formar una banda, estaríamos atrapados en un limbo sin final.
Yo solía ser uno de esos pesimistas. Bregaba pensando si
algún día podría formar una banda exitosa, mostrarle a mucha gente mi música y
poder vivir de lo que yo puedo crear. Este es el sueño de todos nosotros, vivir
libres haciendo lo que más nos gusta. Unos creativos, otros técnicos, algunos
virtuosos y otros disciplinados. Pero todos unidos por el mismo cordón
umbilical de la Música y más puntualmente, del Rock.
Enfrentamos un gran desafío al emprender el camino de
nuestros sueños más profundos: Somos unos genios incomprendidos o sómos un
pequeño grupo de seres oprimidos por esta sociedad tropical. Ambos lados son
extremos. A mi juicio personal, creo que nosotros estamos jugando a ser ambas cosas.
De ratos nos creemos elite, grandeza y creatividad
inimaginables, incapaces de ser escuchados, porque nuestra obra es magnánima,
poco digna de los viles mortales. Nuestra música es única y solo debe hacerse a
nuestro modo. No es extraño que consideres a alguno de los músicos de tu banda,
como enfermos que sufre de esta epidemia.
Orgullosos, ególatras ciertamente
virtuosos (en algunos casos) que se creen con el derecho de dirigir a los demás
en lo absoluto. Por ellos debe pasar todo el filtro de ideas de un grupo. Son acaparadores de melodías y líricas.
Pero al mismo tiempo, solemos ser deficientemente
pesimistas. No creemos en nuestro producto. Le echamos la culpa al otro por no
saber tocar, ejecutar o por simplemente llevar la contraria. Creemos que todo
es culpa de las disqueras, los dueños de bares, los ingenieros de sonido, los
Productores, El país, la Payola, los locutores radiales, incluso, a veces quien
suele estar mal es la gente que no les escucha.
Es peor esta dicotomía, que la situación actual del Rock en Venezuela. Somos bipolares del arte. Cuando tenemos un impulso, algún a persona que nos da su aprobación, un toque o simplemente al componer una canción pegadiza, queremos comernos al mundo. Cuando no se hacen las cosas como deseamos, visualizamos trabas o algo por el estilo, dejamos de ser idealista y soñadores, para parecernos a lo que la realidad inmóvil nos impone.
Somos indecisos conductuales. Un día llevamos el peso del mundo en las espaldas
como Atlas. Otro día nos consumimos en un cigarro y decidimos permanecer inertes,
hasta el próximo golpe de suerte. Es precisamente cuando dejamos esta dicotomía a un lado, cuando
podremos surgir. Cada músico en cada banda tiene su papel y si en la banda cada
quien puede hacer un poco del papel que el otro hace, mejor. Son las bandas
dispuestas a todo tipo de sacrificio y espera las que logran llegar al final.
Somos egocéntricos, hasta para escuchar a las demás bandas del país. Lo nuestro
siempre es mejor. Criticamos en vez de ayudar a nuestros semejantes del Rock.
Sí la mitad de nosotros se imaginara lo grandes que podemos
ser todos con un tanto de cooperación. Cuando los costos se dividen entre
varios, el costo individual se puede reducir a cifras sorprendentes. El día que entre todos nos organicemos
podremos tener en nuestras filas a los mejores publicadores, productores, fotógrafos
y diseñadores.
Pero en vez de confiar y organizarnos, Somos la burla de la
música local en este preciso momento. Miramos a nuestros similares y pensamos
que no debemos escucharles, porque están iguales o peor que nosotros mismos. No
les pagamos, consideramos que su trabajo es tan informal, que no merece pago
alguno y lo vemos todo como una regalía bondadosa.
Las bandas debemos buscar tocar en todas partes, sea caro o
sea gratis. Debemos apoyarnos. Si somos virtuosos o si somos dedicados. Debemos
evitar el síndrome del niño Rockstar de habitación, de sala de ensayo. Unirnos
en colectivo traería dividendos tan grandes como la posibilidad de crear
nuestros propios eventos musicales, donde mostrar nuestro arte.
En otros países también suele ser duro. El comienzo de
nuestras bandas favoritas generalmente fue frustrante y difícil. Pero ellos
supieron pagar el precio justo de sus sueños. Los Motley Crue, Los Nirvana, Los
Metallica, Los Bon Jovi, en su momento dejaron el pellejo en
el piso. Pero debemos creer en que
llegaremos.
Algunos de nosotros somos tan egoístas que pensamos que al
escucharnos deberían comprarnos un país entero. Acercamiento es lo que
necesitamos. Liderazgo y colectivo, sin el abandono de nuestra esencia
individual. Cuando abadonemos esta suerte de bipolaridad artística, las cosas
se tornarán más claras para todos.
Lo de tocar gratis, hay que tener en cuenta que detrás de lo gratis hay personas que pueden estarse beneficiando, como "el dueño del bar" cuando vende las bebidas, o "el dueño de la marca" cuando pone un pendón con su nombre o logo detrás de la banda, en el escenario.
ResponderEliminarEn los comienzos si sale tocar de gratis, por experiencia y darse a conocer, más el entretenimiento vale